Siempre he sabido que mi mente era distinta. Desde pequeña he oído voces y música en mi cabeza: música que solo podía oír yo. Mi manera de percibir y procesar información era distinta a la de las personas que me rodeaban, y por lo tanto , también mi forma de comunicarme y comprender el mundo. Nunca ha sido fácil para mi conciliar esto con lo que se esperaba de mi.
A los 19 años me diagnosticaron un trastorno esquizoafectivo. Entré en un ciclo de casi 5 años de ingresos hospitalarios constantes que finalmente me llevaría a abandonar los estudios y casi cualquier esperanza de un futuro profesional.
Durante esos años llegué a tomar tanta medicación que a penas podía moverme o comunicarme.
Mi vida ha sido una batalla continua, primero para aceptar mi locura y comprender que era una parte esencial de mí y no algo que “curar” o “extirpar” . Más tarde, para encontrar un sitio en el que no tuviese que esconderla, sino que pudiese compartirla, usarla, recrearme en ella . La música ha sido definitivamente ese lugar para mí.
Conseguí, no sin mucho esfuerzo, dejar de tomar medicación, convivir con las voces y dedicarme a la música: a la enseñanza y a la música en directo.
He logrado hacer de esa locura, que siempre se me dijo era una debilidad , una herramienta para ser mejor en mi trabajo. Cuando compongo , no hago más que transcribir : tengo la cabeza llena de ruidos y de música. Cuando estoy en el escenario , soy yo, y nadie me pide que me contenga, que sea “ mas normal”. Es uno de los pocos momentos en los que me siento libre.
He querido crear este proyecto entorno a la música en directo, pero no un directo al uso si no un directo en casas. Esta idea nace de una necesidad real de crear un espacio distinto en el que compartir mis propias experiencias .
Creo que dar un concierto en un entorno como un salón o un jardín fomenta cierto tipo de energía, de magia . Es una magia un poco difícil de encontrar , pero es mucho más fácil en el sitio adecuado y con el público adecuado.
Para mí, cada concierto es “El concierto más importante de mi vida” , siempre tengo esa sensación, y creo que eso se palpa cuando estoy en el escenario. Lo cuido todo: el aspecto, el sonido …las historias que cuento.
La persona que abre las puertas de su casa a este tipo de evento es especial. Todos los conciertos que he dado en casas han sido experiencias increíbles, en parte debido a esta realidad. Esta forma de dar conciertos me asegura tener siempre el público perfecto. Son personas abiertas a compartir, tolerantes con las diferencias y genuinamente interesadas en la música
Creo que es una alternativa a la experiencia común del concierto, y, en cierta forma, una vuelta a una manera muy tradicional de hacer música: la música como herramienta para compartir historias , para sobrevivir al sufrimiento de manera colectiva.
La música como punto de encuentro. Los conciertos en casas generan ese sentimiento de comunidad, de unidad entre público y artistas . Es algo que solo se puede describir como mágico.